En la maravillosa ciudad de Rio de Janeiro, se encuentra una de las diez mejores y más bonitas bibliotecas del mundo. La BIBLIOTECA NACIONAL
Para conocer sus inicios hay que remontarse en el Portugal del siglo XIV. Su rey Joâo I (1358-1433) ya poseía muchas obras de gran importancia. Su sucesor Don Duarte siguió con la tradición de seguir recopilando obras de gran valor y con el reinado de Alfonso V “el Africano”, la biblioteca llegó a ser reconocida en el mundo entero, gracias a la colección de muchas obras famosas con las que ya contaba. Entrado el siglo XVIII con el reinado Joâo V “el Magnánimo” (1689-1750), ya era uno de los mejores conjuntos bibliográficos de Europa alcanzando un valor incalculable. Pero el día de Todos los Santos de 1755, la ciudad sufrió una de las mayores catástrofes naturales acaecidas hasta el momento: un terremoto, Tsunami e incendio, que se llevó por delante a miles de personas y redujo la ciudad a escombros, entre ellas la biblioteca del rey. Tras el desastre, la ciudad empezó a ser reconstruida por su nuevo rey José I ”el Reformador”. Junto a Sebastiâo José de Carvalho e Melo más conocido como Marqués de Pombal, se empezó también a restaurar las obras de la biblioteca e iniciar una nueva colección en el Palacio de Ajuda (nueva residencia a la vez biblioteca del rey tras la catástrofe). Con la ayuda de colecciones privadas, obras procedentes de monasterios, la biblioteca empezó a alcanzar de nuevo importancia, incluso tras la muerte de José I. Entrado el siglo XIX, y para evitar la invasión de tropas napoleónicas, el rey gobernante Don Jôao, su corte y parte de la realeza se embarcaron de forma apresurada en 36 navíos destino Brasil. Tras la segunda invasión francesa y tres viajes, las obras estaban a buen recaudo en el nuevo mundo. 60.000 piezas configuraban la colección, resguardada ahora en la Iglesia del Hospital da Ordem Terceira do Carmo” cerca del Palacio Real. Al principio solo unos pocos podían disfrutar de las obras, pero tres años más tarde, se permitió el acceso a todos. A pesar de ese acceso, había que cuidar mucho la colección, que poseía grandes obras renacentistas, libros de historia, filosofía y ciencia, partituras, literatura sacra, impresiones y gráficos… producto de adquisiciones y donaciones. Pero la nueva biblioteca sufriría aún cambios. Con la Revolución Liberal de Oporto, el rey Jôao VI, regresa a Portugal, y el destino de la real biblioteca serviría como proceso acelerado de la independencia de Brasil. Una disputa bibliográfica, de la que Brasil salió victorioso, provocó que el rey Pedro I se aliara con los nacionalistas, rechazando volver a Portugal. Con esa negación se le retiró el cargo de regente, pero entre otros consiguió que la Biblioteca se mantuviera definitivamente en Brasil. En 1858, la biblioteca se trasladó a “Rúa do Passeio” ya con el nombre de Biblioteca Imperial. Conservaba tesoros como la “Biblia de Mogúncia” y la Primera edición de “Os Lusíadas” de Luis de Camôes. Pero debido a la cantidad de obras y el constante crecimiento que iba sufriendo la biblioteca, se vio la necesidad de construir un nuevo edificio. Así se construyó un magnífico edificio en la actual Avenida do Rio Branco, de estilo ecléctico, con tintes Neoclásicos y Art Nouveau diseño del ingeniero Sousa Aguilar y bajo el nombre con la que hoy en día se la conoce.
Hoy la BIBLIOTECA NACIONAL es la mayor de toda Latinoamérica y alberga más de 9 millones de ejemplares, entre los que se destacan, más de 200 mil piezas de música popular, cerca de 4200 muestras entre enciclopedias y diccionarios, dos de las mayores colecciones iconográficas reunidas en una institución pública, más de 22.000 mapas, 2500 atlas y más de un millón de piezas de obras generales de consulta, o numerosos incunables y cuya belleza arquitectónica no dejará indiferente a nadie que la visite.
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